Aunque no solemos reparar en ello, una de las piezas más importantes del hogar en cuestión de diseño son las puertas de interior. Éstas no solo cumplen las funciones de separación de ambientes y de aislamiento acústico sino que, como elemento decorativo y por su impacto visual, tienen un gran peso en la decoración de interiores. Cambiarlas implica un cambio radical en el aspecto de nuestro hogar.
En concreto las puertas blancas son tendencia y aportan amplitud a la vivienda creando ambientes muy personales. Además, son muy versátiles ya que encajan con cualquier tipo de suelo y pintura y si las combinamos con rodapiés también en blanco, aportarán a la estancia una gran luminosidad.
Una opción segura son las puertas lacadas, ya que no pasan de moda, dado que como decíamos, una de sus principales virtudes es que aportan una mayor sensación de amplitud y luminosidad a nuestras viviendas. También hay que mencionar como punto positivo que son muy fáciles de limpiar, simplemente con un paño húmedo sin ningún tipo de producto abrasivo.
El lacado es una técnica que consiste en la aplicación de varias capas de esmalte con un resultado liso y satinado que además ocultará cualquier capa que tengamos por debajo. Otra de las ventajas que cabe mencionar es que se puede realizar en cualquier color que queramos para nuestra casa por lo que podremos combinarlo con la decoración de cada estancia. Normalmente, el color blanco es el más solicitado en estos casos, pero puertas de color oscuro podrían darnos un resultado elegante y si nos atrevemos con otros colores podríamos obtener un resultado muy creativo y original.